Casi todo el rato

Crónica de un diario electrónico

Por César Valdebenito

El sexo está cambiando en Chile. La gente se desenfrena, come vaginas, las
mujeres se dejan culear más, los preadolescentes maman penes… y eso es lo que
refleja SiEN.


- Lo de ustedes es verdaderamente una obsesión con las mujeres de pechos grandes.
- No, no, no. En SiEN hay de todo. No soy partidario de la censura, en ninguna parte. Nuestra revista es un espejo, y refleja todo. Le decimos a nuestros lectores que no tienen por qué odiarse a sí mismos cuando les apetece echar un polvo; que no se convierten en seres despreciables por el mero hecho de hacerse una paja; y que no les hace ninguna falta que venga Freud o Hefner o una estrella porno y los legitime. Yo no soy gay, pero estamos empezando a publicar un montón de cosas sobre el asunto. Servimos de ayuda a nuestros hombres casados cuando quieren hechar un polvo rapidito. Hoy en día, casi todas las mamadas las practican travestis, gays y hombres casados. ¿Está usted casado?
- Sí, mire, fui gay y tuve mi época de travestismo y ahora estoy casado; y, además, tengo tres hijos.
- Y ¿no sabía lo que acabo de decirle?
- No, no lo sabía.
- Bueno, está claro que la vida nos enseña cosas. Todos ustedes, ciudadanos chilenos serios y responsables, impolutos, nada degenerados, nada egoístas, leales, altruistas, que llevan sobre sus hombros todas las cargas del pueblo chileno y en sus mentes todas las inquietudes sobre su futuro como nación necesitan un diario electrónico como SiEN. Nosotros estamos dispuestos a convertirla en el Charles Atlas de la bondad.
- ¡Qué papel tan difícil!
- Pero, al mismo tiempo, tan reconfortante.
- Y que les diría a aquellos que –con tanta corrección y finura y decoro- afirman que un escritor como usted anda por ahí fornicando, eligiendo un público en vez de elegir lectores.
- Te diría que fueras a los parques, a los cines, a los baños de los bares, al rededor de las bencineras, a los garages, a los sitios eriazos, a las universidades, cerca de los restaurantes de camioneros… cada vez que alguien se la mama a alguien, en Chile, es en esos sitios donde ocurre. El sexo está cambiando en Chile. La gente se desenfrena, come vaginas, las mujeres se dejan culear más, los preadolescentes maman penes… y eso es lo que refleja SiEN. ¿Qué se supone que deberíamos hacer? La nación cambia, pero a nosotros ningún cambio nos parece suficiente. Claro que de eso no va a enterarse leyendo la página cultural de El Mercurio o en la mierda de El Mostrador.
- Entiendo, pero…
- Quieres que de verdad te diga lo que dicen mis detractores.
No hubo respuesta. Estaba claro que no le interesaba continuar, pero a mi sí.
- Yo soy producto de la moda, ellos son para siempre. Yo ando por ahí fornicando, ellos piensan. Yo soy un “caso”, yo llevo adelante una “carrera”, ellos, por supuesto, siguen su vocación. Y te voy a decir en qué consiste su vocación: Presidente de la Sociedad para la Supresión del Coito en Pro de los Más Elevados Valores. Regla número uno. No mencionar el propio pene. ¡Mamón!
Pausa. Silencio.
- ¿Sabes cómo pusimos en marcha SiEN?
No hubo respuesta. Miró una cámara, tomó el micrófono, una gota de sudor apareció en su frente. Pero el entrevistador seguía con su sonrisa angelical e imperturbable.
- Tenía por aquel entonces un Club liberal, ya sabes, de intercambio de parejas (por supuesto el director del diario ni siquiera sabe de esto). En Víctor Lamas esquina Prat. Odisea del Espacio, 2001. Tampoco lo habrás oído mencionar, nadie pagaba por el sexo, y no había ley que el municipio pudiera invocar para meternos en chirona. La misma alcaldesa estaba metida en el tinglado. Sexo consentido entre adultos, y eso, en Concepción era una revolución para aquella época. Era fantástico. Bueno, la gerente que tenía está ahora en la cárcel, por falsificación y estupro. Le echaron seis años. Una tipa muy agradable, llamada Michael. Michael y le decíamos la Bachelet.
Michael Bachelet era grito y plata.
- Por favor, señor Valdebenito, por favor…
- Déjame contarte, la Michael, a primera hora de la noche, con su borrachera a cuestas, con la mejilla aplastada contra la alfombrilla y el trasero levantado hasta la altura de mi cara me gritaba: ¡Clávame, clávame, crucifícame con ese pene católico que tienes! Y en ese preciso momento a alguien se le vino la idea de la revista.
-Bastante divertido.
- Sí, todo era bastante divertido.
- Gracias señor Valdebenito por sus reconfortantes palabras.
- Muy bien caballero.
- ¿Necesito decirle que no es usted el hombre que esperaba?
- Puede decir lo que considere pertinente, amigo.
- Perdone, pero no soy su amigo.- Conste que lo reconozco, el noventa y seis por ciento de la pornografía es un aburrimiento, una cosa insípida y trivial. Pero así son las vidas de casi todos los seres humanos, y no por ello les negamos el derecho a existir. Para la mayor parte de la gente, lo verdaderamente aburrido y trivial es tener que sentarse a cagar en el water, un cordón desatado en el momento menos oportuno. O estar ahí esperando la micro bajo la lluvia. O quedarse clavado contemplando la marquesina mientras la pareja te deja plantado. No hacer nada. O hacer sin hacer. En cambio mientras culeamos y llega el orgasmo ¡Dios Santo! Y bueno, por eso es por lo que SiEN lucha. Por lo que Valdebenito lucha y por lo que yo creo que Claudio (el director) y toda su pandilla lucha. Y eso es lo que les damos, y creo que lo que hacemos es bueno e inmejorable casi todo el rato.

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